Aunque el ozono no es tóxico para los seres humanos ni los animales, debe ser manipulado por un técnico profesional. Las empresas especializadas como B-libe son quienes conocen la concentración adecuada que hay que conseguir por metro cuadrado y cómo realizar los procedimientos para garantizar la total seguridad.

Si se respira en cantidades elevadas puede provocar efectos adversos como irritaciones en los ojos o la garganta. La Organización Mundial de la Salud establece un límite de concentración en el aire de 120 µg/m³ ó 0,06 ppm durante  un periodo máximo de 8 horas.

Una vez finalizado un tratamiento con ozono, el tiempo de seguridad es relativamente bajo. Es posible hacer uso de la instalación o el vehículo pasados unos minutos, tras una adecuada ventilación de la zona tratada.

Bajo la supervisión de una empresa profesional especializada en el tratamiento de espacios con ozono, este proceso no supone ningún riesgo para el ser humano.